domingo, 13 de marzo de 2016

Antes de opinar valora todas las posibilidades

“ANTES DE OPINAR DEBES CONOCER LA REALIDAD"

El paquete de galletitas.

Una joven esperaba el embarque de su vuelo en un gran aeropuerto. Como tenía una larga espera ante sí, decidió comprarse un buen libro, y también se compró un paquete de galletas. Se sentó lo más cómodamente que pudo en la sala de espera, y se puso tranquilamente a leer, dispuesta a pasar un buen rato de descanso. Mientras hojea la revista, un joven se sienta a su lado y comienza a leer una revista. Imprevistamente la joven ve, por el rabillo del ojo, cómo el muchacho, sin decir una palabra, estira la mano, agarra el paquete de galletitas, lo abre y después de sacar una comienza a comérsela despreocupadamente. Ella se sintió irritada por este comportamiento, pero no dijo nada, contentándose con pensar : “ ¡ Que cara dura ! ” La joven está indignada. No está dispuesta a ser grosera, pero tampoco a hacer de cuenta que nada ha pasado; así que, con gesto ampuloso, toma el paquete y saca una galletita que exhibe frente al joven y se la come mirándolo fijamente. Por toda respuesta, el joven sonríe... y toma otra galletita. La joven gime un poco, toma una nueva galletita y, con ostensibles señales de fastidio, se la come sosteniendo otra vez la mirada en el muchacho. El diálogo de miradas y sonrisas continúa entre galleta y galleta. La joven cada vez más irritada, el muchacho cada vez más divertido. Finalmente, la joven se da cuenta de que en el paquete queda sólo la última galletita. "No podrá ser tan caradura", piensa, y se queda como congelada mirando alternativamente al joven y a las galletitas. Con calma, el muchacho alarga la mano, toma la última galletita y, con mucha suavidad, la corta exactamente por la mitad. Con su sonrisa más amorosa le ofrece media a la joven. - ¡Gracias! - dice la joven tomando con rudeza la media galletita. - De nada - contesta el muchacho sonriendo angelical mientras come su mitad. El aviso de embarque suena. Furiosa, la joven se levanta con sus cosas y se dirige a su avión. Al arrancar hacia la pista de despegue, desde la distancia ve al muchacho todavía sentado en el banco de la sala de espera y piensa: "Insolente". Siente la boca reseca de ira. Abre la cartera para sacar la lata de gaseosa y se sorprende al encontrar, cerrado, su paquete de galletitas... !Intacto!. A veces juzgamos las situaciones sólo desde nuestro punto de vista, sin valorar todas las posibilidades.


“SI TE INVITAN A PARTICIPAR EN ALGO, NO LO DESESTIMES SIN ANTES CONOCERLO”

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